jueves, 26 de junio de 2008

Goytisolo

Cuando empecé a escribir, basándome en mi experiencia de lector, en lo mucho que habían llegado a influir en mí determinadas obras, veía yo en la novela un instrumento de comprensión del mundo superior a la filosofía o la ciencia por su capacidad de referirse a la vez a lo abstracto y lo concreto, una especie de arma secreta superior incluso a los textos religiosos en la medida en que su vigencia se mantenía intacta con el transcurso del tiempo sin precisar el recurso de la fe como justificación última de las aparentes incongruencias propias de éstos. Y, en el terreno personal, la escritura se convertía en el instrumento liberador por excelencia, toda vez que su ejercicio significaba una profundización en el conocimiento de uno mismo no menos que en el del mundo, en el de ese yo, principal protagonista, a fin de cuentas, de conocimiento transformador. Es decir: un ejercicio de conocimiento equiparable al aseo personal o al ejercicio físico, de cumplimiento casi supersticioso, realizado a diario incluso en las circunstancias más adversas, tales como la mili o la cárcel.

Luis Goytisolo, 1992, Estatua con palomas, Ediciones Destino, Barcelona: 265


La novela
- un instrumento de comprensión del mundo
- en el terreno personal, la escritura se convertía en el instrumento liberador por excelencia
- una vía por la que penetramos en el interior de uno mismo y del mundo